¿MINISTROS CANDIDATOS?

Alfredo Bielma Villanueva

(Por considerarlo de importancia ciudadana, antes de entrar en la materia que el encabezado señala, daré curso a un comentario que amable lector me envió refiriéndose al inopinado incremento del costo final del “Distribuidor Vial Las Trancas”:

“ESTIMADO SR. BIELMA: LO EN SU COLUMNA "CAMALEON" LO DICHO RESPECTO AL DISTRIBUIDOR LAS TRANCAS, Y ME PERMITO HACER LOS SIGUIENTES COMENTARIOS: DEFINITIVAMENTE NÓ SE SI EN CUANTO A SU PROYECTO GEOMETRICO, PROYECTO ESTRUCTURAL Y CALIDAD EN LA CONSTRUCCION ESTA OBRA (EL DISTRIBUIDOR VIAL "LAS TRANCAS") ESTÉ DENTRO DE LO CORRECTO Ó NÓ, PERO LO QUE SI LLAMA LA ATENCIÓN ES QUE SI SE PRESUPUESTÓ EN 48 MILLONES DE PESOS Y TRANQUILAMENTE SE ADMITE QUE SE INCREMENTO DICHO PRESUPUESTO EN UN 56.2 % (27 MILLONES DE PESOS), ALGO ANÓMALO PASÓ. SI HABLAMOS DE PLANEACIÓN, NOS PREGUNTARÍAMOS ¿SE CONSIDERARON TODOS LOS ASPECTOS TÉCNICOS Y ADMINISTRATIVOS DE LA OBRA? ¿LOS PROYECTOS FUERON CORRECTAMENTE REVISADOS ANTES DE LA CORRESPONDIENTE LICITACIÓN? ¿SE ADJUDICÓ AL PRESUPUESTO MAS BAJO PERO ECONOMICAMENTE DEFICIENTE? SI HABLAMOS DE EJECUCIÓN ¿ACASO TUVIMOS UN ALZA DE PRECIOS DE INSUMOS QUE JUSTIFICARAN EL AUMENTO? PARA TERMINAR, SI UN CONSTRUCTOR DE OBRA PRIVADA PRESENTA EN UNA OBRA UN INCREMENTO DE COSTOS UN 10 % ARRIBA DE LA INFLACION EN EL PERÍODO, ESTARÍA EN PROBLEMAS ¿QUE PASA CON LA OBRA PÚBLICA?”
Interesante pregunta que por cuestiones de transparencia las autoridades correspondientes debieran responder con meridiana precisión.)
Vayamos al tema de hoy:


Lo menos sorprendente es que a los diputados locales se les haya escurrido la inconstitucional idea de que ministros de cultos religiosos incursionen como candidatos a cargos de elección popular. Lo mínimo que demuestran es que, al aprobar un dictamen, lo hacen sin conocimiento de causa, aunque la importancia de su acción afecte a un sector social o al todo colectivo, eso se llama irresponsabilidad, un poquito peor que la ignorancia. En este caso es afortunado el que la disposición, por contravenir a lo establecido en la Constitución General de la República, caiga por su propio peso.
En la hipótesis de que los sacerdotes pudieran contender por cargos de elección popular se hiciera realidad, se daría el caso parecido al del cuento aquél de “ahí viene el coco”. Aunque a quienes interesa que las cosas se queden como están seguramente serán a los propios ministros, pues al bajar a la arena política, en donde se vale de todo, descubrirían que ya no es fácil espantar con el petate del muerto.

Como en todo, en el sombrío y misterioso ambiente de los cultos hay oficiantes buenos, regulares y malos. Sacerdotes hay que hacen de su profesión un verdadero apostolado; son quienes aceptan su vocación como una entrega a los designios divinos, cuidando de cumplir con devoción los mandamientos que su ley establece; ellos rechazarán la tentación terrenal. También los hay, y en buena medida es fácil encontrarlos en cada pueblo o ciudad del territorio nacional, los que priorizan lo material sobre lo espiritual, de aquí seguramente saldrían quienes, alentados por la codicia del poder, se aventuraran a la lucha política.

Pero ¿Estarán conscientes que una vez en el terreno de los hechos, tendrán que lidiar con armas como la intriga política? No es que en su ambiente no la haya, pues hay ejemplos históricos que así lo demuestran, pero no es lo mismo el cerrado universo en el que hasta ahora se han desarrollado, amparados en el velo del misterio que la fe les proporciona y el monólogo sin interlocución, que el amplio mundo de la maquinación, del chisme y la maledicencia. ¡Cuantas cosas se sabrían de ellos! ¿Por qué se les habría de temer? Se entiende que competirían en igualdad de circunstancias pues, como primera condición, se retirarían del púlpito y ya sin ese recurso de control en el mundo de los hechos estarían en despoblado, a merced de las reglas del tu por tu.

Aunque, por otro lado, para nadie es un secreto la nada subrepticia participación de organizaciones religiosas en los procesos electorales. Después de Salinas y de las reformas constitucionales hechas a su modo lo han realizado con menos cautela. Es mas, con mayor frecuencia se escuchan a través de la radio las transmisiones de los ritos católicos y las arengas a través del púlpito con mensajes más que subliminales a los fieles. ¿No sería mejor abrir de par en par las puertas a su participación electoral?

En el caso de la Iglesia Católica (“con la Iglesia hemos topado Sancho”), como poderosa y ancestral trasnacional que es, mas que ganar perdería. Para nadie es un secreto la enorme influencia que tienen a través de sus obispos que, amparados en el secreto cabildeo, consiguen mucho de lo que se proponen. Díganlo sino quienes han participado como delegados del PRI en los diferentes municipios de Veracruz, pues más de uno se ha visto obligado a acudir a las parroquias correspondientes para los arreglos en lo oscurito. Con menos cortapisas en la actualidad, indubitable signos de los tiempos, hasta dependencias de gobierno se han creado para enlazar los acuerdos políticos de lo civil con los personeros de los cultos religiosos.


Algunos de los ministros evangélicos que han declarado su beneplácito por el yerro de los diputados locales veracruzanos aprovechan para demandar “equidad” para su condición en los menesteres de la política electoral. Como mexicanos tienen todo el derecho de así exigirlo, pero no está por demás recordarles que en los hechos ya participan; bastaría con visitar cualquiera de las sierras veracruzanas, en donde tienen particular ascendencia. Tal vez ya en despoblado expliquen la magnitud del recurso que significa repartir gratuitamente ejemplares de la Biblia y folletos que difunden e indoctrinan su fe.


Los tiempos de la Reforma decimonónica deben ser superados en la mente del mexicano. Si bien nuestro pueblo sufre de crasa ignorancia y esta es premisa que como abonado campo de cultivo favorece al fanatismo, bueno será empezar a correr los velos de esa fantasmal visión. El remedio para extinguir las reservas sobre la participación de los ministros de cultos religiosos está precisamente en que participen en la arena política; en igualdad de condiciones, entonces sabremos que el león no es como lo pintan y que hemos estado luchando contra molinos de viento; que sin viento no funcionan.
Enero 2007