TITUBEOS DEPORTIVOS
 

Por Alfredo Bielma Villanueva


Pues si que la tiene difícil el recientemente designado Presidente del Comité Organizador de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2014, Dionisio Pérez Jácome, quien tendrá que aplicarse a fondo para coronar con éxito una tarea que iniciará con evidente retraso y, lo que es presumiblemente peor, con recursos financieros suministrados a cuentagotas. No caben aquí las criticas insustanciales sobre si Pérez Jácome cubre el perfil deportivo o acerca de qué deporte ha practicado en su vida, porque lo cierto es que tendrá que correr detrás del recurso financiero necesario para cubrir los gastos de construcción y acondicionamiento de estadios y pistas y lanzar saetas, rayos y centellas a los encargados de ejecutarlos, porque la carrera es contra el tiempo.

Fue Fidel Herrera Beltrán en sus tiempos de gobernador quien se esmeró por conseguir la sede de estos juegos para el estado de Veracruz, lo logró después que Jamaica y Guatemala declinaron esa oportunidad. En la celebración de la Asamblea general de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe el 25 de julio de 2008 se oficializó que Veracruz fuera la sede de esos juegos, y en julio de 2010 Fidel Herrera recibió la Bandera de esa Organización precisamente el día en que se clausuraron en Mayagüez los XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe 2010.  Unos juegos cuyo inminente plazo de celebración y la aparente desidia de los organizadores han puesto en qué pensar a los directivos del deporte mexicano.



La observación precedente no es alarmista, mucho menos arbitraria, parte del hecho de que faltan 29 meses para la justa deportiva y no se ve movimiento alguno que señale camino andado. A parte de la renuncia del anterior Presidente de este Comité Organizador, David Velasco Chedraui y la noticia del nombramiento de Pérez Jácome en su lugar, en los hechos poco se sabe pues no existe constancia de avance en la construcción, remodelaciones o acondicionamientos de los estadios, pistas, habitaciones etc., que se requieren para enmarcar estos juegos y que por la premura ya debieran, por lo menos, estar licitándose.



De la labor de David Velasco no es mucho lo que pudiera comentarse, salvo que en abril de 2011 informó que Tuxpan, Córdoba y Orizaba pudieran descartarse como subsedes porque el presidente del Comité Olímpico Mexicano, Felipe Muñoz, opinaba que no son recomendables para los deportistas los viajes largos durante una competencia; también informó que la empresa estadounidense de arquitectos HKS sería la encargada de los estudios relativos a la infraestructura deportiva y que definiría la sede y subsede entre Veracruz y Xalapa; calculó entre 3 mil y cuatro mil millones de pesos el costo de estos juegos. En aquel entonces David Velasco declaró que para julio de 2011 se tendrían definidos “fechas y lugares de competencias”. (Alcalorpolitico.com)



Lo preocupante es que el tiempo está encima y a estas alturas del compromiso no se sabe en donde se construirán los nuevos estadios.



Ni un personaje con la experiencia política y administrativa de Dionisio Pérez Jácome puede estar a salvo de la tensión emocional que despierta este enorme reto, al que magnifica la coyuntura política y económica que viven la nación y el Estado. Según se hizo público en los medios, en el Proyecto presentado para ganar la sede se menciona la construcción de 12 nuevos escenarios, entre los que se encuentran un estadio de atletismo y una Villa Olímpica con capacidad para atender a 5 mil personas, misma que, según el rumor circulante porque no hay información cierta, se piensa construir en los terrenos aledaños al Museo de transporte. Sobre este particular habrá que ver el proyecto porque como todo mundo sabemos ese sector de la ciudad al igual que muchos otros sufre un permanente conflicto vial, de tal manera que si no se acompaña con nuevas y adyacentes vialidades ya podremos imaginarnos el caos que producirá.



Mucho se teme que una de las razones por las que hasta ahora parecían que estaban deshojando la margarita del “se hacen o no se hacen” pudiera ser también el requerimiento financiero, pues bien sabemos los veracruzanos que las finanzas estatales no gozan de cabal salud.



Por otro lado, se presume un manejo nada transparente de 400 millones de pesos que, según notas periodísticas, fueron entregados al gobierno de Herrera Beltrán en 2009 para ser manejados por un Fideicomiso Público de Administración e Inversión para el Desarrollo de la Infraestructura y Equipamiento Deportivo, creado por decreto inserto en la Gaceta Oficial del Estado del 15 de septiembre de ese año.  Hasta el momento en el estado llano veracruzano no estamos enterados de que se haya aplicado ese dinero en algo anexo a los Juegos en comento.



 “Vamos a desarrollar diferentes tipos de instalaciones que van a permitir que los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, sean los mejores en la historia”, acaba de declarar el gobernador Javier Duarte de Ochoa. No podemos poner en tela de duda el deseo del gobernador y ojala que se cumpliera, porque en última instancia ni el prestigio que Pérez Jácome pone en juego lo garantiza si no se actúa de inmediato, dicho sea de paso porque hay una realidad contrastante que nos avisa de focos intensamente rojos provocados por un displicente retraso.



Que todo salga bien es el deseo de los veracruzanos, porque finalmente no es un asunto en el que esta en juego solo el crédito político de un gobernador. Es más que importante porque aquí está en juego el prestigio de un Estado que, como el de Veracruz, lo puebla gente orgullosa de su origen, de su historia y de sus tradiciones, que no merecería ser sometido al trance de una decepcionante organización.



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Febrero 2012