¡NO HAY DINERO!

Por Alfredo Bielma Villanueva

Los ojos agrandados, azorados, estupefactos ante la terrible experiencia que viven y no alcanzan a entender; la cabeza rapada por los estragos de la quimioterapia; los frágiles cuerpecitos aún más disminuidos por el agresivo tratamiento que se les aplica para combatir el terrible mal que los aqueja. Se adhieren como lapa a la protección de sus afligidos padres, que deben demostrarles la fortaleza que en ellos buscan a pesar de llevar el alma herida por la enfermedad de sus pequeños vástagos.

Solo tristeza y dolor por doquier se advierte en las salas del cuarto piso del Centro de Cancerología de Veracruz; allí se trata de curar el cáncer con la dedicada aplicación de los médicos a decenas de niños provenientes de diferentes lugares del territorio veracruzano y de entidades vecinas. Allí se convive con el dolor, la angustia y la esperanza renovadas cada día; en no pocas ocasiones se cierran los ojos de la razón para abrir las ventanas de la fe, que combinada con el amor forman parte de la intensa búsqueda de la salud.

En el cuarto piso los padres luchan cada día a la par que sus hijos, auténticos guerreros, para salir adelante; en el tercer nivel los hijos acompañan a los padres y abuelos para demostrarles su solidaridad y apego al ser querido. ¿Cuál pudiera ser la diferencia en el dolor? La lógica formal deduce que de alguna manera los que ya han vivido tienen que pagar la cuota correspondiente como un tributo a la propia vida. La razón se entorpece cuando a un niño le ocurre la fatalidad del hombre; entonces el ánimo se rebela suponiendo una injusticia de la vida. Pero no hay tal, las cosas suceden simple y sencillamente porque en la condición de un ser vivo todo puede ocurrir, y así será mientras se aliente vida. Lo que por supuesto ni evita ni mitiga el dolor, el desconsuelo que produce acompaña a cada latido del corazón.

“Bien venido mal si vienes solo”, dice Cervantes Saavedra con profundo conocimiento de causa porque habitualmente acontece que a una desgracia la acompaña otra.

Quienes acuden al CECAM, aunque no siempre es así, en mayor proporción son gente de limitadísimos recursos económicos, la extrema pobreza y la enfermedad son el denominador común; sería imposible para ellos cubrir así fuera en mínima parte los gastos que origina la enfermedad. De no ser por el Seguro Popular en la modalidad de Gastos Catastróficos que cubre medicina y atención médica-excelente por cierto- nadie pudiera saldar el oneroso costo del tratamiento médico. Es la llamada población abierta, la que no tiene IMSS ni ISSSTE.

Pero no todo está podrido en Dinamarca, exclamaba Shakespeare, en el dolor extremo la naturaleza humana rescata lo positivo que lleva implícita. Como un bálsamo, al pardear la tarde, llegan grupos, religiosos principalmente, que acuden a mitigar la sed y el hambre de quienes cuidan de los internos. Además, cotidianamente hacen su eficiente y desinteresada labor los patronatos, las fundaciones e instituciones creadas para auxiliar a quienes padecen cáncer. De esta manera aligeran la pena de familiares y pacientes; algo se rescata de los bueno que pudiera ser la condición humana y la organización social dirigida por el Estado.

Pero, ciertamente, en no pocas ocasiones el mal se hace acompañar. En ese mar de lágrimas flota el mal del momento en Veracruz: ¡No hay Dinero!, se escucha cuando un  aparato se descompone o se acude a la exhausta farmacia; esta realidad aumenta la angustia de quienes asisten al CECAN en busca del remedio a su mal. Las medicinas escasean, ya no alcanzan y eso produce tratamiento incompleto, con todo lo que puede significar para el enfermo, porque la lucha también es contra el tiempo. Más aún cuando flota en el ambiente el recuerdo de los medicamentos clonados ¿habrá apagado alguna vida este caso de inconcusa rapiña? Ante esta posibilidad ¿podrán disfrutar del dinero así arrebatado quienes son culpables de ese lamentable episodio?

Para el desempeño de su encomienda un gobernador se rodea de gente que debe responder con lealtad a la confianza de que es objeto. Qué mejor que fuera gente comprometida con el servicio público, que le informe a su Jefe con veracidad; que olvide las lisonjas y le exprese con meridiana claridad la situación en que se encuentra el ramo que le toca atender. Esa es la lealtad que todo gobernante espera de sus colaboradores.

Entre las justificaciones de la existencia del estado, la salud, la educación y la seguridad públicas son prioritarias, obviamente, de entre ellas la salud es fundamental. Luego entonces quien este al frente de esta área tan importante de la administración pública debe cuidar que el servicio llegue a la comunidad de manera expedita, con eficiencia y eficacia, sin ocultar al superior la realidad de lo que ocurre. Y la realidad es que los servicios de salud de Veracruz no pasan por un buen momento; la situación que heredaron es de lo peor: hospitales sin equipamiento; equipo con serios problemas de mantenimiento; personal médico insuficiente para atender la enorme demanda de la población no protegida por la seguridad social. ¿Qué hizo bien el gobierno anterior?
En el gobierno de Miguel Alemán se construyeron un sinnúmero de hospitales, a algunos se les equipó, otros se quedaron a la espera de que el sucesor continuara el proceso. No hubo tal. ¿Habrá quien desmienta con datos duros este aserto?

Adicionalmente, la corrupción se enseñoreó en esta área tan sensible de la administración pública y ahora se están pagando las consecuencias; las padece el público usuario de los servicios de salud. Aquí el órgano de control no está siendo lo suficiente y necesariamente eficiente, porque debe informarle al gobernador que por las enormes deudas y la demora en pagar a los proveedores varios de estos han decidido retirar equipos y detener entregas de insumos; de allí que por las necesidades del servicio y exangües finanzas públicas se tiene que contratar con proveedores cuyos equipos están en obsolescencia; similares condiciones tienen los insumos de laboratorio cuya calidad ya habían alcanzado elevados índices de confiabilidad. Más preocupante aún porque la razón de ser de todos estos hospitales radica en atender a población abierta, es decir, aquella que no disfruta de la seguridad social  que amparan el ISSSTE y el IMSS.

No se pidan pruebas de esto, investíguese y se llegará a la verdad. No es esta un comentario artero, es una observación fundada en hechos reales, comprobables. Ningún gobernador llega al cargo con la idea de hacerlo mal, sin bien en las excepciones los hemos tenido sin vocación de servicio, buscando exclusivamente el provecho personal. Si la idea del gobernador Duarte de Ochoa es poner orden y eficiencia en su gobierno, en el sector salud urge que quienes lo acompañan en la tarea de gobernar le presenten un diagnóstico honesto, real, de la situación.

El personal médico y paramédico que convive cotidianamente con el dolor de los enfermos en el CECAN aplica su ciencia con diligente atención para salvar vidas humanas, pero si el esfuerzo no va acompañado con las herramientas adecuadas el resultado no siempre es el esperado. Un bache se tapa, un puente se reconstruye, una escuela se repara pero aquí son vidas humanas, y en ese tren vamos todos porque ¿quién tiene la salud y la vida aseguradas? Además, recordemos que todo lo que se puede comprar con dinero es barato, pero la salud no tiene precio.  

Septiembre 2011