LA RECONSTRUCCIÓN

Por Alfredo Bielma Villanueva


Pocos de entre los integrantes del H. Congreso del Estado de Veracruz- Llave habrán dimensionado que con su obsecuente actitud hacia todo lo que se les remite desde el Poder Ejecutivo se están ganando a pulso el título de “la legislatura más obsecuente de la historia”. No porque necesariamente tuvieran que presentar alguna objeción, que no sería el caso, sino porque aprueban las solicitudes de autorización para préstamos que acrecientan la abultada deuda pública veracruzana sin que se escuche un meticuloso, serio, responsable análisis de hacia donde nos conduce la indiscriminada sucesión de esas onerosas autorizaciones.

Sabido es por buena parte de los veracruzanos la difícil situación en que se encuentra la administración duartista, cuyo primer año (el año de la reconstrucción, le llamaron) lo ha dedicado a administrar la deuda, en “reordenamiento institucional y financiero”, hurgando en los vericuetos administrativos para cerciorarse si lo que se ha encontrado como pasivo ha sido todo. Con ese bagaje de inicio poco ha podido hacer en un escenario cuyo horizonte de problemas es bastante espeso. Más aún si se recuerda aquel compromiso:

“Toca a nuestra generación evitar inundaciones como las que se dieron en Veracruz por los fenómenos climáticos en septiembre pasado, ya que en noviembre de 2011 quedará lista la reconstrucción causada por la emergencia", ofreció al pueblo veracruzano el flamante gobernador duarte de Ochoa ante cientos de invitados a su toma de posesión. Pudiera suponerse que hasta ese momento no tenía una radiografía exacta de las lamentables condiciones en que se encontraba el tesoro público; pero esa conjetura no sería posible arrogársela a quien se desempeñó por varios años en la titularidad de la Secretaría de Finanzas. Entonces, ¿porqué ofrecer la reconstrucción en el plazo de un año cuando su costo simplemente no lo puede soportar el erario estatal?

La lógica nos conduce a pensar que la esperanza se fundamentó en los recursos provenientes del FONDEN ¿de qué otra manera?, sobre todo cuando el monto se estimó en 10 mil millones de pesos. El error de cálculo estuvo en suponer que la entrega del recurso sería expedita, tal cual lo fue en tiempos de Vicente Fox cuando los recursos llegaron generosamente y sin cortapisas a Veracruz, sin rendición de cuentas, en total opacidad. Pero vino el cambio en el gobierno federal, llegó Calderón que de esto sabe mucho y cortó el libre flujo de recursos provenidos del FONDEN.

En medio nos quedamos los veracruzanos, sobre todo quienes fueron damnificados por los muy conocidos Karl y Mathews a los que solo se les repartieron despensas y promesas de pronto resarcimiento del daño provocado por aquellos fenómenos de la naturaleza y por la calamitosa borrasca política que descalabró la hacienda publica de Veracruz.

En un debate insustancial se atribuye todo el atraso al FONDEN, como si a los afectados les importara saberlo en medio de la desesperanza en que se encuentran. La verdad es que no se ha tenido el dinero para cumplir con lo que normativamente está establecido para acceder a los recursos que el gobierno federal destina a través del FONDEN para reparar daños al patrimonio familiar de los mexicanos y la infraestructura que resulte deteriorada por los fenómenos naturales. Para respaldar este dicho se antojaría una breve reseña de lo acontecido en la relación de culpas y disculpas entre las instancias estatales y las federales. Más sería ocioso, porque el “paripeso” es bastante claro: el dinero está allí solo hay que poner la parte que corresponde para poder obtenerlo y si no se aporta simple y sencillamente no es posible conseguirlo.

Por lo pronto, el programa de reconstrucción de vivienda para damnificados está incumplido. Por caso: de 25 mil viviendas afectadas en Veracruz por el paso del huracán "Karl" y la depresión tropical "Matthew"; para marzo apenas se habían edificado cien casas en la comunidad El Mango del municipio de Paso de Ovejas, según decir del entonces titular del Instituto Veracruzano de Desarrollo Urbano, Regional y Vivienda (Invivienda), Manuel Barclay Galindo.

En febrero del presente año el secretario de finanzas explicó que “El gobierno federal se tomó varios meses elaborando las nuevas reglas del FONDEN, y hace apenas dos días en la Secretaría de Gobernación y en la de Hacienda se le informó al gobierno del estado sobre los mecanismos de operación”. Él Estimaba que para marzo se estuviera firmando el convenio de colaboración “para que bajen finalmente los recursos y arranque formalmente la reconstrucción de la entidad, luego de las graves afectaciones propiciadas por el Huracán Karl y la depresión tropical Mathew.” En mayo el gobierno estatal ya estaba enterado de “una formula, un esquema novedoso mediante el cual la federación financia a los estados de la republica con el 50 por ciento que le corresponde de este paripeso en el FONDEN a un cupón cero, digamos que financiamiento a largo plazo, un financiamiento blando que tenemos que utilizar para efecto de radicar estos recursos y hacer esas obras de infraestructura”, informó en aquel mes el gobernador Duarte.

Desde abril pasado el delegado en Veracruz del Banco Nacional de Obras y Servicios informó que esa institución contaba con un fondo de 4 mil 500 millones de pesos para otorgarlos en préstamos al gobierno del estado para la reconstrucción de las zonas afectadas por los fenómenos meteorológicos en 2010, parece que en esa lógica va el préstamo ahora solicitado.

Debido a la opacidad con la que se manejaron en el anterior gobierno los recursos provenientes del FONDEN y a las crecientes dudas de la población sobre el particular, el gobernador Duarte de Ochoa decidió que los recursos obtenidos para ese fin fueran “canalizados a un fideicomiso, dirigidos a obras de infraestructura que se pondrán en un catálogo de acciones, todo con transparencia y la vigilancia de legisladores del congreso del estado, que forman parte de este fideicomiso”. Aún no se informa quienes integran este fideicomiso y que acciones ha tomado o habrán de tomar, porque, además, desde el 24 de noviembre del año pasado está creada una Comisión Especial para la Reconstrucción de las Zonas Devastadas, de la que se espera los informes correspondientes sobre la reconstrucción.

Como en todo decreto de autorización de préstamos, en aras de la transparencia debe inscribirse en detalle el destino que se le dará al dinero así conseguido, tendrán que ser muy imaginativos quienes lo redacten para no repetir los mismos conceptos del decreto 870 que autorizó 10 mil millones de pesos al gobierno anterior para la reconstrucción, que por cierto se gastaron y no hubo reconstrucción alguna. Todo un dilema, que cualquier diputado responsable debería encarar antes de levantar el dedo aprobando 4 mil 760 millones 960 mil 914 pesos más para lo mismo. Pero eso ni en utopía

Agosto 2011