ENTRE FAJARSE LOS PANTALONES Y EL REFRITO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Que distantes quedaron los días del presidencialismo autoritario, en los que “a una palabra del presidente este país se incendia o se apaga”, como expresara en su momento Alfredo Bonfil, entonces dirigente de la Confederación Nacional Campesina afiliada al PRI. Diputados, Senadores, Gobernadores, todos sin excepción bajaban la testa ante el paso del primer oligarca de México, del que ansiosos buscaban una sonrisa o requerían de un amigable gesto para sentirse realizados políticamente. Tiempos en los que ser recibido en Los Pinos, fuera de la agenda, se consideraba un garbanzo de a libra.


Aquellos días en que los ciudadanos de provincia anhelaban que su gobernador estuviera en buenos términos con el presidente de la república porque de lo contrario todos, la población entera, sufrirían las consecuencias al ver cortada o retrasada la entrega de los suministros, y las obras públicas federales reducidas a cero porque el mandamás sexenal simplemente así lo ordenaba. E impotentes los gobernadores tenían que soportar esas actitudes del centro para con ellos. Además, pendía sobre sus cabezas, como espada de Damocles, el amago permanente de la facultad del Congreso para declarar desaparecidos los poderes de un Estado En estas circunstancias, lo mejor era estar bien con el presidente de la república. “Al presidente nunca se le dice que no” decía la conseja política. Sin embargo, la cuerda empezó a aflojarse y Roberto Madrazo desestimó el ofrecimiento de Zedillo para convertirse en miembro de su gabinete y prefirió seguir gobernando Tabasco. Garbanzo de a libra.


Ahora, otros tiempos, escuchamos desde su reducto en la oposición al Senador Manlio Fabio Beltrones imprecar al presidente de la república: “Ya no queremos más dudas, tampoco más indecisiones, ¡que se faje los pantalones!”. Una expresión imposible de haberse pronunciado hace todavía 15 años, ni en la más alocada de las utopías políticas. Pero, claro, las circunstancias cambian.


De aquel federalismo de ficción que sufríamos poco queda; ahora la normatividad establece con precisión el monto de los recursos que la federación debe remitirle a los Estados; recursos, algunos de ellos, que son manejados en la completa opacidad por Estados y Municipios se prestan a obvias corruptelas, proporciona sin embargo cierta independencia a las entidades federativas.


El Senador Beltrones pertenece a un partido político diferente al del Presidente de la República, lo que explicaría la audaz expresión; habría que preguntarse si en similares circunstancias la hubiera pronunciado con un presidente de su propio partido. Es el senador Beltrones un beneficiario directo de la postura radical del PRD al negarse éste a reconocer el triunfo de Calderón, pues ante su intransigencia el actual titular del ejecutivo federal se vio en la necesidad de negociar su toma de posesión con la fracción minoritaria en el senado y su equivalente en la de diputados, ambas del PRI, que de esta manera sirvieron de fiel de la balanza para sancionar la toma de posesión de Calderón como presidente.


En cuanto a los gobernadores, no tenemos necesidad de ir más lejos porque en Veracruz encontramos un singular caso que ejemplifica una ausencia de química entre la aldea y la metrópoli. Ya se sabe que el gobernador no es hombre de confrontaciones directas o abiertas y que prefiere la negociación y el rodeo ante una situación de conflicto. Lo hemos observado porque a pesar de la obvia distancia que el presidente pone entre ambos, acá se afanan por expresarle, en el discurso, solidaridad; así se ha visto en el tema de la inseguridad y en lo que se refiere a la reforma petrolera, mal denominada “energética”.


Por ejemplo, la llamada “Tercera Vía” que fue un apéndice de las propuestas originalmente enviadas por el presidente Calderón, a la que la ronda de debates en el senado echó por tierra y que ahora un grupo de diputados federales veracruzanos pretende revivir al presentar una iniciativa de reformas que permite la inversión mixta en la explotación de los petrolíferos. Algo así como un aletargado refrito de una iniciativa que el presidente Ávila Camacho presentó al Congreso en 1941, apenas iniciado su gobierno. Documentemos el antecedente:


Víctor Manuel Villaseñor, un destacado actor político que llegara a ser Director de Ferrocarriles de México y figuró como un prominente miembro de la izquierda mexicana en el siglo XX, escribió en el segundo tomo de sus “Memorias de un hombre de izquierda. De Ávila Camacho a Echeverría”: “…Un éxito rotundo se anotó “combate” por haber denunciado y hacer que se frustrase la iniciativa de reformas a la Ley del Petróleo que el presidente Ávila Camacho enviara el 13 de febrero al Congreso de la Unión reunido en sesiones extraordinarias, iniciativa destinada a autorizar la celebración de contratos de explotación del petróleo con sociedades de economía mixta de los cuales podrían formar parte INVERSIONISTAS EXTRANJEROS”.


“Cinco días después-el 19 de febrero- el New York Times publicó un telegrama proveniente de México y con declaraciones del Secretario de Gobernación, licenciado Miguel Alemán:


“El ministro de gobernación, Miguel Alemán, anunció hoy que se permitiría al capital extranjero participar en la exploración y explotación de nuevos pozos petroleros…el anuncio hecho por el ministro se ha considerado como una modificación radical de la política establecida por la administración anterior y el primer paso del Presidente Ávila Camacho hacia la liberación del manejo de la industria privada, sobre todo, tratándose del petróleo…, Este anuncio constituye la primera resquebrajadura que se abre al monopolio petrolero del gobierno, creado bajo el gobierno del anterior presidente Lázaro Cárdenas”.


La protesta pública fue contundente y “se procedió a modificar el texto del proyecto presidencial, suprimiéndose el concepto de entrega al capital extranjero que tan justificadamente impugnara “Combate”, concluyó Villaseñor.


Como se ve, nada de nuevo hay bajo el sol, simplemente un trasnochado refrito con pretensiones de novedad, acaso para darle soporte a una propuesta inviable por el momento, como la de hacer tres refinerías en vez de una, cuando estamos observando que para decidir la ubicación de la que anunció Calderón hace un año en Tabasco se tiene que convocar a un Foro, que solo servirá para polarizar aún más las confrontaciones entre los actores políticos.


Qué bien para quienes han decidido no asistir a esa Audiencia simulada pues ¿qué van a decir los gobernadores que asistan que no esté contenido en la documentación que previamente entregaron, y que se supone serviría para fundamentar a favor de su Estado la construcción de la refinería en cuestión? Y quien va a decidir “sobre bases técnicas y económicas”, después de largos meses ¿no ha recibido de sus auxiliares en la materia la información correspondiente? Como era usual decir en las secundarias de los llanos: “parecen nuevos”.


alfredobielmav@hotmail.com

Marzo 2009