GOBIERNOS DE VERACRUZ

Por Alfredo Bielma Villanueva

 “Contra Veracruz, nunca tendremos razón”, fue el lema en campaña del gobernador Fernando López Arias (1962-1968); “El Progreso de Veracruz por los Caminos de la Revolución” fue la frase que expresaba la preocupación del gobernador Rafael Murillo Vidal (1968-1974) por hacer realidad en este estado los logros del movimiento armado de 1910; “Unidad y Trabajo” fue la divisa del gobernador Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), nacida del problemático entorno en el que se debatía la nación; “Veracruz, Granero y Yunque de la Nación”, fue la consigna del gobernador Agustín Acosta Lagunes (1980-1986) para simbolizar el gran significado que tenía, tiene y tendrá este estado en el contexto nacional por cuanto a que es una potencia (desafortunadamente solo eso, no en acto) alimentaria para el país; “Contra Veracruz nunca tendremos razón” fue la frase que inspiró al gobernador Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1992) para expresar la prioridad que los veracruzanos debemos conceder al desarrollo del estado por encima de cualquier diferencia; “Por la Grandeza de Veracruz”, pregonaba en su gira propagandística Patricio Chirinos Calero (1992-1998) quizás confiado en que el presidente Salinas, su amigo, le cumpliría la promesa de apoyar “como nunca”, al Estado de Veracruz; Miguel Alemán Velasco (1998-2004), en la encrucijada de cambio de siglo usó el lema “ Veracruz Avanza”, para dibujar un Veracruz que progresaba a la entrada del siglo XXI. Tomó la figura de Adolfo Ruiz Cortines como paradigma de prudencia y honestidad; “Fidelidad por Veracruz”, fue la frase propagandística que utilizó Fidel Herrera Beltrán (2004-2010) para alcanzar el gobierno de este Estado; (entre otros significados, “Fidelidad” expresa “la capacidad de no engañar, de no traicionar a los demás…es el cumplimiento de la palabra dada”, cruel paradoja); el actual gobernador, Javier Duarte (2010-2016), promulgó el “Vamos para Adelante y Viene lo Mejor”, cuyas expectativas esperamos ver cumplidas.

Ese es el compendio en frases de ocho gobiernos veracruzanos que por el tiempo transcurrido la mayoría ya pueden ser evaluados, en cambio, se requiere de esa perspectiva para calificar a los más recientes. Una evaluación que no es propósito de este breve comentario. Sin embargo…

Aunque Veracruz ha venido avanzando en infraestructura urbana y  carretera, ha multiplicado las instalaciones educativas y de hospitales, ahora tiene autopistas y una que otra carretera adicional a las de hace muchísimos años, etc., cualquiera se preguntará acerca del porqué, ahora que los gobiernos estatales manejan miles de millones de pesos, aún considerando precios corrientes y constantes y el aumento de la población, el avance no se manifiesta en la misma medida en que se percibía en los anteriores gobiernos.

El balance inquieta por la enorme desproporción que existe entre los recursos presupuestales que manejaron, por ejemplo, los gobiernos de López Arias y de Murillo Vidal respecto de los que ejerció el pasado gobierno-2004-2010- (los excedentes petroleros incluidos, el dinero conseguido a través de créditos bancarios y la bursatilización) y los que ejerce el gobierno actual. (López Arias ejerció un presupuesto de 353 millones, 183 mil pesos en su último año de gobierno-1968- y Murillo Vidal al fin de su gestión-1974- ejerció cerca de 700 millones de pesos, contra el presupuesto de 77,950 millones de pesos que manejó el actual gobierno del estado en 2011, aunque por compromisos financieros tuvo que disponer del 22.51% para transferencia de capital, o sea pagar deuda.

“Cuando caiga el último árbol en el Cofre de Perote y del Pico de Orizaba, entonces vamos a empezar a preocuparnos por el futuro de buena parte de este estado”, decía con tono irónico aunque no sin preocupación un inteligente amigo, acucioso observador del acontecer estatal y nacional. La relevancia del tema produjo en automático el cuestionamiento: entonces ¿qué se hizo en aquellos gobiernos y en el actual para evitar la tala inmoderada en el Cofre de Perote, para impedir la contaminación de ríos, arroyos y lagunas veracruzanos hasta casi convertirlos en caños de albañal o en cauces secos? ¿Dónde quedó el esfuerzo (si es que se hizo o se hace) para impedir la extrema pobreza en el campo y las ciudades veracruzanas? ¿Por qué el fracaso de un eje carretero en las condiciones en que se encuentran las vías de comunicación en Veracruz? ¿Qué dejó de hacerse para evitarle a Veracruz la inseguridad que ahora padece? Obviamente, la respuesta tiene que ver con la calidad de los gobiernos que hemos tenido, en la federación y en el estado y los municipios.

En la era del presidencialismo autoritario, del principio de autoridad, era muy difícil cuestionar a la autoridad sin peligro de sufrir alguna represión, no obstante no faltaron quienes desafiando ese riesgo dejaron constancia testimoniada de su arrojo, no fueron pocos por cierto. Por el contrario, ahora, en  la era de la internet,  de la alternancia y de la transición, quienes gobiernan están permanentemente en el ojo del huracán; les toca recoger las varas de los cohetes que tronaron sus antecesores con mucho ruido y pocas nueces, según se ve. Lo que es peor, gobernantes hay que no han adquirido cabal conciencia de que esto ya cambió y prosiguen adoptando actitudes demagógicas con discursos agotados.

La actitud crítica de la ciudadanía parte de la pregunta; ¿A partir de cuándo la política empezó a convertirse en una actividad lúdica de una elite gobernante que privilegió sus propios intereses “de clase” a la solución de los problemas colectivos? Despierta la inquietud porque está en tela de juicio si la generación de políticos que entra al relevo está capacitada para enfrentar al gran reto.

Tal parece que no, según la percepción del empresario Carlos Slim, quien dijo a la revista Forbes que los empresarios resolverían “más fácilmente” los problemas que los políticos: “Creo que los hombres de negocios y los empresarios tienen más experiencia manejando recursos, y podemos resolver los problemas más fácilmente que los políticos, que tienen otras visiones, piensan en elecciones, piensan en popularidad”; buena parte de la ciudadanía mexicana avalaría, no sin reservas, esa hipótesis del empresario “más rico del mundo”,  porque hasta ahora los políticos-o los que se hacen pasar como tales- se han visto impotentes e inoperantes en la solución de los grandes problemas nacionales, estatales y municipales.

Sin duda, el ciudadano veracruzano ha desarrollado un espíritu crítico producto de la transición de un viejo régimen a uno nuevo, forma parte de la dinámica del cambio. En los tiempos que corren la ciudadanía es más participativa y buena parte de ella concibe la democracia no solo como un derecho a elegir autoridades sino a influir en el destino de la cosa pública. Ahora pueden advertirse con meridiana claridad las acciones de un gobierno, así como discernir el contenido del discurso oficial en cuanto a si este se corresponde o no con la realidad. Ahora el crédito de un gobernante se mide por sus resultados, que deben emparejarse con el dinero que se le entrega, relación costo-beneficio, eficiencia, productividad, no por sus discursos.

alfredobielmav@hotmail.com      oterociudadano.com    Marzo 2012