EFEMÉRIDES POLÍTICAS

Por Alfredo Bielma Villanueva


La reciente ceremonia religiosa del Miércoles de Ceniza suscita la reflexión que debieran seguir como medida terapéutica ciertos actores políticos que no consecuentes con su temporalidad ni su real pequeñez, según los aires de perdonavidas que adoptan se sienten cortados a mano, atenidos a un poder que la sociedad les presta, una condición que les impide advertir la siempre transitoriedad de la vida, tal como lo quiere recordar la imposición de la cruz de ceniza en la celebración religiosa de los cristianos.

Cuentan que en la Roma Clásica, cuando un general romano paseaba su triunfo por las avenidas principales de la Gran Ciudad, junto a él caminaba un esclavo que le recordaba al oído el memento mori (“recuerda que eres mortal y mañana puedes caer, que lo que es signo de gloria de hoy, mañana puede no existir”), para que no olvidara su condición humana, transitoria y frágil, y que al día siguiente podría caer, “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” dice ahora el sacerdote católico a los fieles de su religión.

Por derivación de ideas, a propósito de la soberbia y de la brevedad del ser, de los mitos del poder y su  angustiante transitoriedad, bien vale la pena recordar a vuelo de pájaro en el corto espacio de un reportaje periodístico algunos episodios de la vida política de nuestro Estado que sirva de asociación a la idea del miércoles de ceniza a través de la pregunta ¿y dónde están aquellos protagonistas? Cenizas, solo cenizas han quedado; de allí la “insoportable levedad del ser” que pintara magistralmente en su novela el escritor checoslovaco Milán Kundera.

En lontananza, situándonos en lo prosaico de este mundo podemos recordar un episodio trascendental de nuestro sistema político mexicano: La Reforma Política de 1977, diseñada por el presidente López Portillo y su brillante secretario de gobernación Jesús Reyes Heroles. Un evento que marca un parteaguas en nuestro desarrollo político por cuanto a que dio lugar a la figura de diputados de representación proporcional y de mayoría relativa. Sustituían a los diputados de partido creados en 1963 por el presidente Adolfo López Mateos y su secretario de gobernación Gustavo Díaz Ordaz.

La primera hornada de diputados de partido salió con la elección presidencial de 1964, mientras que la primera serie de diputados de representación proporcional salió en la elección intermedia de 1979. Por cierto, en esta elección las candidaturas a diputados federales por parte del PRI fue más que sui géneris, al menos en lo que a Veracruz se refiere. La candidata por San Andrés Tuxtla fue Rosa María Campos, no era muy conocida en el lugar pues no es oriunda de esa región; el candidato por Córdoba fue  Silvio Lagos Martínez, nacido en Isla; el candidato por Chicontepec fue Manuel Ramos Gurrión, de Coatzacoalcos; el candidato por Pánuco fue Fidel Herrera Beltrán, nativo de Cosamaloapan.

En 1979 gobernaba a Veracruz el Lic. Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), él había arribado al puesto después del famoso “Carbonelazo”, término utilizado para hacer referencia al drama político cuyo protagonista central fue el Licenciado Manuel Carbonel de la Hoz, quien fungiera como poderoso subsecretario del sabio gobernador Rafael Murillo Vidal (1968-1974). Cuatro días después del “destape” de Carbonel como precandidato al gobierno de Veracruz, tras un intenso ir y venir de renombrados políticos venidos del centro del país para “auscultar” y conocer “lo que realmente sucedía en el estado” (supuestamente convulsionado por el lanzamiento de Manuel Carbonel de la Hoz), la candidatura fue descartada, un evento que conmocionó al mundo político nacional.

Desechada la candidatura de Carbonel diversos grupos de políticos veracruzanos se movilizaron para recibir la estafeta que entregaría el gobernador Murillo Vidal. Los nombres de Arturo Llorente González, Eugenio Méndez Docurro, Fluvio Vista Altamirano y Rafael Hernández Ochoa fueron puestos en la vitrina sucesoria. El señalado por la voluntad presidencial fue Don Rafael Hernández Ochoa, era entonces diputado federal, que por cierto había logrado esa posición no sin sobresaltos e incertidumbres, pues en una primera instancia su nombre fue tachado de la lista de candidatos que el gobernador Murillo Vidal presentó en 1973 al secretario de gobernación Mario Moya Palencia. Tras intenso cabildeo, Hernández Ochoa logró la diputación e integró la LI Legislatura (1973-1976), de la que por cierto emergieron tres gobernadores de Veracruz: además de don Rafael, Patricio Chirinos (1992-1998 y Fidel Herrera Beltrán (2004-2010). También figuraron, entre otros, Silverio Alvarado,  José Luís Melgarejo, Delia de la Paz Rebolledo, General Modesto A. Guinar, Rogelio García González, Lilia Bertely, Serafín Domínguez, Manuel Ramos Gurrión, Mario Vargas Saldaña, Demetrio Ruiz Malerva.

Los tres últimos de la lista previa aspiraron, sin conseguirlo, a gobernar Veracruz quedándose en el intento. En el rango del “hubiera”, en 1986 el tuxpeño Demetrio Ruiz Malerva, cercano colaborador y amigo del entonces Secretario de Programación, Carlos Salinas de Gortari, figuraba como fuerte prospecto a ocupar la Secretaría de Gobierno cuando Gutiérrez Barrios tomara posesión de su cargo como gobernador de Veracruz y, por aquella relación, se le mencionaba ya como fuerte prospecto al gobierno veracruzano solo que en una desafortunada confusión fue abatido a tiros en la ciudad de Álamo. La historia está plena de hechos en los que por un segundo esfuerzo, o muchos más que siguen a la primera frustración, son coronados por el éxito, como el de Don Rafael Hernández Ochoa que sin darse por vencido logró ser diputado federal y desde esa posición alcanzó el gobierno veracruzano.

Para quienes lo anterior ya forma parte de la historia, es prudente no olvidar que para otros son meras vivencias o referencias biográficas. El buen observador advertirá que de los nombres aquí citados en la gran mayoría ya no hay constancia de vida física, ahora, aunque parte de la historia, cenizas son. Vale entonces concientizar: “memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris”: “acuérdate, hombre, que eres polvo y en polvo te convertiréis”.

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Febrero 2012