Los Broncos, doble Broncos y Bronquitos.
Alfredo Bielma Villanueva
CAMALEÓN
Es
aforística la expresión que alude a que “la historia, cansada de crear se
repite”, aunque no necesariamente con la exactitud que pudiera pensarse por la
variedad de elementos que intervienen en los acontecimientos sociales, particularmente
la dinámica de las circunstancias. Para explicarlo podemos tomar de referencia
un caso convertido en paradigmático en materia electoral, como tal es el triunfo
de Jaime Rodríguez, alias El Bronco, quien ganó el gobierno del estado de Nuevo
León en la condición de candidato independiente. Rodríguez, es un político que militó bajo las siglas del
PRI por varias décadas, pero al no ser favorecido por la consigna decidió
participar como candidato independiente logrando una votación a su favor tan
copiosa como inusitada.
En
este proceso electoral 2015 se estrenó
la figura de “candidatura independiente”, fue un inicio afortunado porque
rindió frutos en alcaldías, diputaciones y gubernatura; como consecuencia ha dado
lugar a la especulación, pues el triunfo
de Rodríguez, investido con el sobrenombre de “El Bronco”, pronto se convirtió
en prototipo, al grado que han surgido Broncos, doble Broncos y bronquitos, porque
en México acostumbramos a imaginar que en política lo posible allá es factible
aquí.
Esa
“broncomanía” imagina o supone que ya hay un librito escrito para ganar como
candidato independiente, al menos esa es la percepción que sugiere las
invitaciones a El Bronco a diferentes partes de la república y, entre otras, la
visita del veracruzano Gerardo Buganza al santuario de Jaime Rodríguez, como si
la balsámica comunión pudiera hacer un milagro electoral. Olvidan que “el
milagro” ya se produjo en México y en proporción mayúscula, en tal magnitud que
el fenómeno de Nuevo León 2015 no es sino réplica de lo ocurrido el año 2000;
la diferencia entre ambos fenómenos estriba en que Fox representó el hartazgo
ciudadano contra el sistema político y El Bronco es renovada esperanza en lucha
contra la partidocracia, tras el fracaso de Fox por instaurar un nuevo régimen,
pues no impidió la restauración que, aunque pálida, acarrea los vicios de
antaño.
¿Recuerdan
a Vicente Fox, ese fenómeno electoral que aturdió la conciencia de México durante
la campaña presidencial del año 2000, cuando sacó al PRI de Los Pinos? Ese si
fue un fenómeno que consternó la vida política de México. Nada contra “El
Bronco”, solo es poner las cosas en su dimensión precisa con las
correspondientes secuelas, porque es evidente que ahora Jaime Rodríguez querrá
ser presidente de la república, ya conoce el camino que Fox pavimentó y hará lo
que el de Guanajuato hizo a partir de que ganó el gobierno de ese estado. ¿Qué
hizo Fox? (el candidato a la presidencia, no el presidente).
Vicente
Fox fue elegido diputado en 1988 cuando participó por las siglas panistas, se
le pronosticaban pocas probabilidades de ganar, pero triunfó; durante las
sesiones del Colegio electoral, con boletas para votar se colocó orejas de
tamaño superlativo en protesta por el supuesto fraude electoral que llevó a la
presidencia de la república a Carlos Salinas de Gortari, ese detalle tuvo
consecuencias posteriores. En 1991 el señor de las botas fue candidato del PAN
al gobierno de Guanajuato, el candidato del PRI fue Ramón Aguirre Velásquez, a
quien todas las encuestas daban como ganador y los comicios lo confirmaron con
una votación que le favoreció ya que obtuvo 626 mil 436 sufragios contra 418
mil 324 de Vicente Fox. Hubo conflicto postelectoral, el argumento base se
centró en el excesivo gasto que Aguirre había hecho en su campaña con recursos
provenientes de fondos públicos; “la protesta alcanzó tal dimensión que Ramón
Aguirre decidió no presentarse para recibir la constancia de un triunfo que los
priístas ya habían hecho suyo” (El Fin de una Era”, de Alfredo Bielma, Colegio
de Veracruz).
En
defensa de su supuesto triunfo, Vicente aseguraba que "Un verdadero
ejército de ciudadanos libres tomará la capital de la República en el corto
plazo. Porque a la capital de la
República llegará el pueblo entero atrás del paso firme del
doctor Nava”. (Se refería a la caravana que encabezaba el Dr. Salvador Nava
Martínez en camino hacia la
Ciudad de México en protesta por lo que calificaban de
resultados electorales fraudulentos en Guanajuato y en San Luís Potosí). De su
presunto triunfo en Guanajuato, Fox aseguraba: “ganamos un batalla pero nos
falta ganar una guerra", aludiendo a su ya adelantada campaña para la
presidencia de la república” (ídem). La presión de la protesta obligó al
presidente del PRI, Luís Donaldo Colosio a reconocer “la exigencia de conciliar
el triunfo con los principios de nuestra moralidad.... y anteponer nuestra
responsabilidad superior con la nación y con la sociedad en su conjunto, al
legítimo reclamo de la victoria". Pero el gobierno de Guanajuato no fue
para Vicente Fox, que participó en la elección, sino que por una aberración
política y legal se entregó el gobierno a Carlos Medina Plascencia, alcalde
panista de la ciudad de León. (El detalle de las orejas cobró consecuencias).
Vicente
Fox Quezada ganó en 1997 el gobierno de Guanajuato al derrotar al candidato
priista, Ignacio Vázquez Torres, y a partir de ese año inició una sugestiva
campaña nacional, y hasta fuera de México, que le permitió obtener la
candidatura por el PAN para la presidencia de la república el 14 de noviembre
de 1999. (En esas elecciones de 1997 el PRI también perdió la mayoría en la
Cámara de Diputados y el gobierno del Distrito Federal ante Cuauhtémoc
Cárdenas).
Escribo
en el “Fin de una Era”: En el año 2000 “La novedosa campaña de Vicente Fox,
apoyada financieramente por diversos grupos de la iniciativa privada que le
allegaron recursos sin límites para la promoción de su imagen instaló
favorablemente en la opinión pública al candidato panista, en tanto que
Labastida Ochoa nadando contra la corriente no acertaba a convencer con
discursos plagados de lugares comunes a una población ávida de cambios…”.
En
el contexto social, ahora se habla de la devaluación del peso, de la caída del
precio del petróleo, de la inoperatividad de Pemex, de corrupción, de
inseguridad, pero en el entorno foxiano la tónica la marcaban el incremento de
la tasa del IVA del 10% al 15%, la aprobación del Fobaproa y la privatización
de importantes empresas paraestatales como Ferrocarriles Nacionales y el
proceso de desmantelamiento de la petroquímica nacional. ¿El Bronco, una
novedad electoral? Por supuesto que no. A propósito, en la secuencia lógica, ¿Quién
gobernará Nuevo León mientras Jaime Rodríguez recorre la república buscando la
presidencia el año 2018? Exacto, Fernando Elizondo Barragán, y más bien los
empresarios. ¿Qué hay de nuevo bajo el sol?
alfredobielmav@hotmail.com sociedadtrespuntocero.com.
23-agosto-2015.
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