Tomás Ruiz, sin plataforma de despegue

 

Alfredo Bielma Villanueva

 

El titular de la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública, Tomás Ruiz, ya expresó su interés por participar en la puja priista para la candidatura al gobierno bisiesto de Veracruz 2016-2018, tal fue una de las premisas que valieron para que aceptara venir a “rescatar” esa dependencia que en caída para arriba dejaba Gerardo Buganza para incorporarse a la Secretaría de Gobierno. Esto último nos deja meridiana idea de las incongruencias que se han producido en estos últimos años en el sector público estatal porque, de ser cierto lo que Tomás Ruiz aseveró en entrevista con Edgar Hernández, ¿por qué premiar a Buganza regresándolo a una Secretaría clave si supuestamente no pudo con el cargo que dejaba y su sucesor venía a “rescatar”?

El hecho incontrovertible es que Tomás Ruiz ya está en una responsabilidad burocrática que le permitirá moverse por todo el territorio veracruzano, pero el cargo que ahora ocupa tiene sus bemoles porque, si bien su funcionamiento es de importancia toral para el gobierno y para la población veracruzana, no tendrá oportunidad de hacer mucho, simplemente porque no hay dinero. Para mala fortuna de Tomás Ruiz, no podrá ser generoso en la oferta porque la gente está cansada de incumplimientos y en lo que respecta a su ramo existen decenas de minutas de acuerdos sin cumplir.

En marzo del año en curso el gobernador Duarte de Ochoa ofreció que se concluirán los proyectos iniciados durante este periodo de gobierno, no dijo cuáles pero entre otros están: la Torre Pediátrica de Veracruz, los hospitales de Perote, Nautla, Coatzacoalcos y Papantla; la remodelación del Centro de Especialidades Médicas de Xalapa, el Hospital Civil de esta capital, el Regional de Veracruz, el de alta especialidad de Coatzacoalcos; las autopistas a Los Tuxtlas y la Córdoba-Xalapa, el Túnel Sumergido de Coatzacoalcos, los caminos, carreteras y puentes etiquetados por el FONDEN, con su validación el gobierno cerraría con broche de plata los próximos 16 meses que faltan para concluir la gestión de gobierno, ¿podrá cumplir Tomás Ruiz y de esa manera comprar el boleto para la rifa? No se requiere de bola de cristal para concluir que no podrá hacerlo, porque si persiste en candidatearse tendría que renunciar en los primeros meses de 2016.

Pero, como pudo, Tomás Ruiz ya “resolvió” el tremendo asunto del túnel de Coatzacoalcos, una obra cuyo excedido costo rebasa los 4 mil millones de pesos, pagados con dinero producto del sacrificio del pueblo veracruzano, irresponsablemente administrados porque hasta ahora nadie explica por qué se llegó a suma tan estratosférica sin haber puesto dique al dispendio y la corrupción que implicaba. Aunque ya lo explicó muy claro la Auditoría Superior de la Federación Federal: “La fiscalización, transparencia y sanción administrativa y penal son herramientas que aún no han logrado penetrar en los gobiernos locales, con lo que se explica el recurrente desvío de recursos y su utilización inadecuada”.

Es larga ya la historia de esta obra condenada a la opacidad más escabrosa, pero en Junio Tomás Ruiz dio la primicia: “Nos volvemos de alguna manera socios al compartir los ingresos a partir de ese nivel, ya acordado del 12 por ciento” con Carso, imagínese usted lo orgulloso que debemos estar, pues ¡ya somos socios de Carlos Slim! Cuya empresa impuso el plazo para administrar las ganancias, 45 años, ni más ni menos.

Pero esa solución pragmática no debe encubrir el daño patrimonial, ni es posible consentir el borrón y cuenta nueva, porque se registra un presunto daño patrimonial acumulado de 2009 a 2013 por mil millones de pesos y en ese ajo están varias joyitas del quehacer público veracruzano. Da grima saber que la construcción del paso entre el Canal de la Mancha, con una extensión de 50 kilómetros, lo hicieron en dos años, y éste, que es de 500 metros ya lleva casi 10 años,  aunque usted no lo crea.

Ese es el berenjenal en el que se mueve Tomás Ruiz, que difícilmente le servirá de plataforma de lanzamiento pues se asemeja a un trampolín sin resortes. Ahora acaba de anunciar la pronta inauguración del libramiento de Cardel, el mismo que “inauguró” en agosto de 2010 Fidel Herrera después que en marzo de ese año había pagado 16 millones de pesos por derechos de vía para la construcción de esa obra cuya inversión requirió 450 millones de pesos, cifra expresada por el gobernante del discurso hiperbólico. Pero la falsedad resultaba obvia, porque una semana después inauguraba el bulevar “Riviera Veracruzana”, de 4 carriles y camellón central, con una longitud de 9 kilómetros e inversión de 270 millones de pesos, es decir, costó menos que lo anunciado para el libramiento de Cardel.

He allí el patético reto de Tomás Ruiz, a quien parece no le alcanzará el impulso, porque los 2 mil millones de pesos que anuncia para obras en este año al que le quedan cinco meses difícilmente se concretarán; su sitial está sobre arenas movedizas en las que mientras más se mueve quien allí cae, más se hunde.

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