GOBERNADOR
DE DOS, DE TRES, DE CUATRO, DE CINCO…
Por
Alfredo Bielma Villanueva
CAMALEÓN
Las normas
jurídicas electorales se caracterizan por su dinamismo, ya que cada proceso
electoral arroja experiencias que los legisladores deben reconocer para ajustar
las leyes a la realidad. En esa tesitura se encuentra el gobierno veracruzano orientado
a sopesar los tiempos en los que tendrá que discutirse la homologación de la
legislación electoral del Estado respecto de la Federal. Sobre cuál opción de
entre las posibles se escogerá, acaso será el resultado de un cuidadoso
análisis en torno a lo que mejor conviene a Veracruz: un gobierno de 2, de 3,
de 4 o de 5 años, un periodo legislativo de dos, o regresar a tres el periodo
municipal, son las principales opciones. El quid de este asunto es dar con la
que conviene al Estado, la que menos perturbaciones económicas y políticas
vayan a provocar.
Ninguna
dificultad habría para decidir el camino a seguir, pero nuestra democracia e
instituciones políticas carecen de madurez y reciedumbre. Debido a la manifiesta
dependencia del Poder Legislativo, que sigue ayuno de criterios propios pues
trabaja al ritmo que le toquen desde el Poder Ejecutivo y que se sepa no ha diseñado
una agenda de discusiones sobre qué opción elegir. Tal circunstancia impide el
debate serio, reflexivo en el Poder donde se aprueban las leyes, todo porque en
los hechos la función legislativa de sustancia radica en el Ejecutivo, esa es una
realidad incuestionable, porque el Poder Legislativo abdicó de sus funciones
hace muchas décadas.
Hace meses el
Congreso local conoce de dos iniciativas respecto a la homologación, aunque
divergentes ambas provienen del Partido Acción Nacional, una de ellas propone
un gobierno de dos años, la otra de cinco años. El gobernador no ha emitido
opinión respecto de la iniciativa que presentará, si es que la presenta o decide
enviarla a través del Partido Revolucionario Institucional. Del PRD no se
espera mucho porque ya se sabe a qué consignas obedece, y en todo caso es mejor
conocer lo que ofrece la matriz que la sucursal; en el Movimiento Ciudadano ya
se han escuchado voces contrarias a la propuesta de una administración bisiesta.
El PT, otro partido de oposición, podría sumarse a la mejor propuesta, y los
demás, con todo respeto, solo sumarán sus votos, aunque se especula que el
Partido Alternativa Veracruzana propondrá para la homologación electoral un
gobierno de cinco años.
Ya se conoce la
opinión de los senadores veracruzanos: Héctor Yunes Landa propone fundamentos
para un gobierno de cinco años como mejor opción, José Yunes Zorrilla rechaza
por ser lesivo para los intereses del Estado un gobierno bianual, Fernando
Yunes Márquez ya propuso un gobierno de cinco años y la reelección de alcaldes,
lo que obligaría a retrotraer a tres años el periodo municipal.
En tiempos del
gobernador Patricio Chirinos se reformó la Ley electoral con el propósito de
homologar las elecciones del Estado con una federal; en esa lógica, para la
elección de gobernador e integrantes del Poder Legislativo del Estado en 1998,
la Ley determinó la integración de una Legislatura local de dos años (de 1998
al 2001). En consecuencia, en 2000 se celebraron elecciones ya homologadas de legisladores
federales y alcaldes en la entidad, se eligió presidente de la república, y se
dispuso que, por única vez, los ediles permanecerían en sus cargos cuatro años.
Así, en 2004 habría elección de gobernador, de alcalde y de legisladores, tres
en uno.
Está claro que las circunstancias y los
intereses partidistas influyen en la elaboración de las leyes. Con la
homologación de los comicios de alcaldes y de gobernador se adquirió un grave
expediente que operó contra el candidato a gobernador, sobre todo al del PRI,
pues le adjuntó una carga adicional al atender simultáneamente los riesgos de
su candidatura y a la vez ocuparse de escoger los candidatos de su partido a las
alcaldías. La coyuntura generó un factor de riesgo al candidato priista al
gobierno, pues quienes no alcanzaron la postulación emigraron a otros partidos
a jugarle la contraria. Recuérdese la angustiosa transición de 2004, cuando el
PRI estuvo a punto de perder el gobierno, una hipótesis que no se concretó
gracias a la experiencia electoral, a la dinámica movilidad del candidato y al
abierto respaldo del gobierno del estado. No evitó sin embargo la debacle en la
Legislatura y en el número de alcaldías que se perdieron frente a priistas
convertidos en opositores.
Ahora, en el presente
contexto, ¿qué elección local se escogerá para homologarla con la federal? De
entrada, es de subrayarse que no necesariamente debe ser la de gobernador, nada
lo obliga, aunque tampoco es descartable porque es posible. Entonces ¿se optará
por una legislatura de dos años? ¿O regresará a tres el periodo de alcaldes y
adicionalmente se aprobará su reelección? Dadas las condiciones económicas y
políticas por las que atraviesa el
estado, escoger la elección de un gobernador por dos años sería de un severo
impacto económico para la entidad, es la opción de más elevado costo político y
riesgo electoral para el PRI. Además, será interesante conocer el argumento de
peso que esgrimiría el PRI o el gobierno en su propuesta, porque cuando se impulsó
la ampliación del periodo municipal de tres a cuatro años la tesis dictaba que
tres años por su brevedad no bastaban a los alcaldes, ¿le bastarán dos a un
gobernador?
Hay quien idea tomar
como referencia que Fernando Gutiérrez Barrios fue un gobernador de dos años, y
aducen sin que haya constancia de ello “una gran obra”. Pero no hubo tal, sin
duda aplicó su experiencia en materia de seguridad pública y detuvo la escalada
de violencia, pero en cuanto a obra pública aparte de la carretera a Alto
Lucero no tuvo ocasión de concluir ninguna otra, ese es un hecho histórico
documentado.
Por las razones
de todos conocidas, desde 2004 a la fecha Veracruz no transita por derroteros
de progreso, las estadísticas avalan este aserto y el ruinoso inventario de la
infraestructura carretera de Veracruz es constancia fehaciente. De aquel año a
la fecha la suma de los presupuestos de gobierno asciende a cifras cercanas al
billón de pesos, aunque no tan estratosférica es la destinada a gastos de
inversión, a programas de desarrollo social, de cualquier manera son miles de
millones de pesos que se supone fueron aplicados a ese propósito, en ese orden
¿quién pudiera aseverar los beneficios tangibles para la población de los 212
municipios veracruzanos? Luego entonces, desde este enfoque, es irrebatible que
un gobierno de dos años es la menos viable de las alternativas existentes porque
prolongaría invariablemente las circunstancias descritas.
Por lo demás,
este es solo un ensayo especulativo, desde una perspectiva ciudadana que
construye un análisis fundado en la hipótesis de una decisión local, una
suposición que pudiera reñir con lo que sobre el particular tenga pensado el
gobierno del centro, y porque donde gobierna capitán no gobierna marinero.
alfredobielmav@hotmail.com sociedadtrespuntocero.com
16-noviembre
2014.
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