PARALELOS ¿O PARANOIA?


Por Alfredo Bielma Villanueva


Qué difícil herencia le dejó el ex gobernador Ulises Ruiz en Oaxaca a su sucesor Gabino Cué, “un esquema de corrupción y saqueo” configurado por lo que han ido revelando las 17 auditorías que aún están en proceso de concluirse. Se habla de dos mil millones de pesos de saqueo y de una deuda por más de seis mil millones, para cuyo servicio se destinan 500 millones de pesos. De igual manera, las auditorías han descubierto obras que no aparecen a pesar de estar asentadas en  los registros contables, eso configura un peculado.

Explica Gabino Cué: “Si no se hace algo dejas un mal precedente; uno de los agravios de Oaxaca es el abuso, el exceso, la impunidad, en Oaxaca no se detenía a nadie… estamos tratando de remontar, a veces se camina lento porque no es fácil”.  

La capacidad de asombro es inagotable, porque enterándonos de lo que ocurre en Oaxaca, comparado con lo de Veracruz nos parece pecata minuta, pues lo que paulatinamente se ha venido descubriendo acerca de la administración gubernamental presidida por Fidel Herrera Beltrán no es cualitativamente diferente de lo ocurrido en Oaxaca, pero cuantitativamente es incomparable.

Hay un contraste evidente porque allá lo están descubriendo a través de múltiples auditorías y quien las hace públicas es el gobernador, en cambio en esta aldea solo nos enteramos por filtraciones o porque simplemente ha sido imposible cubrir tanto estropicio. Comparativamente: aquí en Veracruz los pagos de intereses por la deuda en 2011 sobrepasan los 730 millones de pesos a los que deben agregarse 450 millones de pesos correspondientes al pago de la bursatilización.

Al término de la guerra europea, mejor conocida como segunda guerra mundial, quedaron grandes extensiones de terrenos minados y aún ahora, 65 años después, los equipos especializados en desactivar objetos explosivos son frecuentemente requeridos, ¿cuánto tiempo le llevará a la administración duartista desactivar los problemas heredados? ¿Le alcanzarán seis años? El peor escenario sería que aquí se pretendiera ocultar la dimensión del daño. Por lo pronto, este primer año corre el riesgo de quedar inédito en cuanto a obra pública debido a la ingente carencia del recurso financiero a lo que se agregan los problemas acumulados, muchos de ellos originados en aquella desaseada gestión gubernamental.

 Un gobernante de origen democrático, por el solo hecho de la encomienda a su cargo, que es el interés general, adopta una enorme responsabilidad histórica, y este presupuesto le obliga a cumplir el cometido de la mejor manera posible. Pero ¿Cómo le hará Javier Duarte de Ochoa para desenmarañar lo heredado? Porque Gabino Cué proviene de un partido político diferente del de su antecesor y no tiene impedimentos morales para exhibirlo; no es el caso de Javier Duarte, quien se encuentra en la encrucijada de pertenecer al mismo partido de su antecesor y adicionalmente conlleva el prurito interno de la gratitud. Pero ¿a quién debe responder? ¿Al pueblo que lo eligió y calificará su gestión o al político que le heredó el galimatías que lo mantiene en el difícil trance de no poder iniciar la obra pública que la difícil situación de Veracruz requiere porque no tiene dinero y en cambio muchos problemas por resolver? Tal parece que ahora Veracruz depende de lo que el FONDEN disponga.

Medicinas clonadas para el tratamiento de cáncer; contrato de servicios de salud a elevadísimo costo; obras pagadas que no aparecen; obras de reconstrucción cuyo inicio es urgente y no poder hacerlo por falta de dinero; un equipo de trabajo que, salvo contadas excepciones, no está a la medida del gran reto; aprobación de la cuenta pública del 2009 que riñe con la purulencia que brota; la ya próxima puesta en escena de la cuenta pública del 2010 que quizás acabe por comprobar lo mucho que en el llano ya se comenta; una percepción pública en la que destaca la idea de la corrupción y la impunidad; imploramos porque lo declarado por el sacerdote Alejandro Solalinde acerca del enorme cementerio de migrantes en subsuelo veracruzano no resulte cierto; y muchos etcéteras más que forman un portafolios saturado de problemas en la agenda del gobierno.

Se avecinan los tiempos electorales, de allí que el tema de la corrupción y la impunidad cobre vigencia en la lucha partidista. Cada partido culpa al otro de esos males, pero es una verdad incuestionable que el problema de la corrupción entre nosotros es cultural, por lo que no hay partido que se salve. Por citar solo algunos: la ex gobernadora de Zacatecas, Amalia García tiene demandas por peculado, es perredista; Ulises Ruiz y Fidel Herrera de Oaxaca y Veracruz, con administraciones en tela de juicio, severamente cuestionadas, son del PRI; los 14 funcionarios inhabilitados de Pemex, el coordinador de adquisiciones del IMSS, Agustín Basilio, etc., también inhabilitados, son panistas. Todos forman parte de nuestra clase política, que a su vez es una expresión de nuestra sociedad, ¿será que no tenemos remedio?

Mayo 2011